Volvió. Sí, era eso.

Y si, acá estoy, en el mismo sillón que hace 2 años. Literalmente. Pero con otra funda, y en otro lugar. Casi como él.

Él que tiene la capacidad de hacerme sentir las cosas más lindas, y las más espantosas, desde que lo conocí.

Él que se fue sin que lo eche, y volvió sin que lo llame, para sacarme todo esto de vuelta. Y ahora lloro, lloro como hace 2 años lloraba, enojada conmigo, por su puta claridad, por la capacidad ponciopilática de dejar todo en mis manos, cuando soy un mono con victorinox.

Pero lo que más me duele es descubrir que todavía hago las cosas esperando el reflejo del afuera, y no sólo por adentro. Cuando pasan cosas innecesarias. In. Necesarias. Interiormente necesarias para mí.

Porque pasé de abrazarlo y olvidarme que existía todo, a mirarlo con amor y decirle, querés que me quede o querés que me vaya? No del boliche, de tu vida se ve que le preguntaba. Y se ve que me entendió y con un beso me dijo anda anda, y después se comió un cuco cuando me di vuelta. Sabiendo que me iba a enterar. Entonces yo me pregunto, si la respuesta fue clara, si él fue claro con las caricias, con el buen día, con el abrazo a la mañana, con el no puedo hoy, y el anda mañana... si el fue claro con todo eso, por qué lloro?

Si también sé que no quiero alguien como él al lado mío.. o sí? no sé. No tiene nada naaada naaaada de lo que eligiría y sin embargo con él puedo ser yo. Pero la yo completa, la yo que se suelta y sonríe y la yo que llora todo el tiempo porque algo le duele. Pero no puedo llamarlo y decirle que no tiene códigos porque en algún punto los tuvo. Y no puedo respirar hondo y volver a verlo porque me va a doler de vuelta cuando atraviese la puerta de casa. Y por qué me va a doler si supuestamente no lo quiero en mi vida?

Debe ser porque no puedo aceptar que hay cosas que ni siquiera quiero y me exijo que funcionen. Como si tuviera que cumplir con un formulario de cosas que deben ser que sucedan.

Y al final soy una tonta, que no me puedo soltar, ni en la cama ni en la calle, y que intento abrirme donde no me lo están pidiendo, donde no necesitan eso de mí que yo sé que es especial y me da pánico darlo.

Y al final me debato entre si castigarme por abrirme y fallar, o estar orgullosa de haberme abierto aunque sea dos encuentros, una comida, una salsa riquísima, y un chau linda la pasé bien con vos. Y su sonrisa, y el "no hace falta que hagas nada", y todo el resto. Y esta acidez que ya sentí hace dos años.

Y si no es la maestra jardinera de hace dos años, fue la gerenta de hace uno, y ahora esa chica con el pelo sucio... pero el tema es que ni siquiera me siento no elegida, porque 10 segundos antes me estaba abrazando y dando la mano...

y no puedo dejar de escribir porque si dejo lloro, y quiero que me abracen. fuerte. quiero entender por qué me da tanto miedo que las cosas terminen y no poder dejarlas.

y me parece que me voy a tomar unos mates y llorar un poco, porque está bien, porque soy humana, y porque me dolió el orgullo, nada más. O algo más, que también podría estar bien que me pase... porque soy humana. Y porque no está escrito en ningún lado que llorar está mal, y querer tampoco.